Inteligencia emocional para el aprendizaje

La inteligencia emocional es la capacidad de ser conscientes de nuestro estado emotivo y descubrir su influencia en nuestras tareas diarias y a partir de ahí dominar nuestro ser.

La identificación de las propias emociones es la base de la detección de esos mismos sentimientos en otras personas, con ello se facilita la comunicación, la empatía y la asertividad, entre otros aspectos. Una salud emocional deficiente lleva a un fracaso académico, implica una baja concentración, dificultad de retención de la memoria y complicadas relaciones interpersonales.

¿De dónde viene la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional no es innata, se desarrolla en el transcurso de la vida, influye a tal grado en el desenvolvimiento de nuestro devenir que una persona con IQ normal, pero con una correcta educación emocional, puede ser más exitosa y sobresaliente que alguien con un IQ superior pero con un pobre control emocional.

Para ser conscientes plenamente de nuestro proceso emocional, se requiere del conocimiento del yo interno, de diferenciar emociones, saber qué las causa para poder enfocar una posible solución. Es necesario establecer qué es lo que en verdad queremos. Estos objetivos nos guían a fijar prioridades, la toma de decisiones con base en nuestros sentimientos y la razón y así estar automotivado.

La automotivación nos permite llegar a estados de ánimo positivos, lo que facilita las asociaciones del pensamiento en forma más amplia, flexible, creativa, y genera más pensamientos positivos, que a su vez se refleja en esperanza y mejores expectativas, el optimismo y sonreír a menudo generan endorfinas que favorecen la memoria y el pensamiento.

Otro punto medular de la influencia de la inteligencia emocional en el aprendizaje es la autoconfianza. Indudablemente a las personas les gusta sentirse bien, aunque esto parezca una obviedad, a veces las personas hacen acciones para sentirse mal, por ejemplo tener malos pensamientos como rencores, miedos, envidia, malos hábitos y ser en extremo inseguros.

Una salud emocional sana

Una sana salud emocional se basa en revertir esto a través del fortalecimiento de la autoestima, la cual depende de dos factores: el componente intelectual y el emocional. Realmente la autoestima es una actitud acerca de uno mismo, saberse capaz, reconocido, querido, valioso e importante; un sujeto consciente de lo anterior le da valor a sus actividades, esto repercute en que seguramente lo hará mejor, con más eficacia, pero sobre todo con entrega, con convicción interna.

Poner en balance nuestros objetivos con lo que queremos alcanzar es una tarea personal, ya que al entender nuestras necesidades seremos empáticos con los demás, nuestro entorno mejorará en la medida que seamos conscientes de nuestras emociones, nuestro aprendizaje será significativo y acelerado.

Adair Rodríguez

UTEL Editorial

1 comentario en “Inteligencia emocional para el aprendizaje”

  1. Pingback: Descubre los fundamentos de la Inteligencia Emocional - BLOG | UTEL

Los comentarios están cerrados.