Las nuevas plataformas digitales permiten entre muchísimas cosas, el acceso “sencillo” a infinidad de música, de un buen tiempo a la fecha la manera de compartir, distribuir y vender música ha sido revolucionada por internet.
Recordemos aquel fabuloso intento de Napster a mediados de los años noventa que si bien no duró para la posteridad sí abrió las puertas para todos los innovadores en ese ámbito, y por qué no decirlo, para los ávidos amantes de la música que encontraron ahí una nueva forma de acceder a ella.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el factor dinero ha tenido mucho que ver en el desarrollo de estos medios, visto más como un negocio que como un beneficio para el artista o el usuario final, la distribución digital de música ha tenido sus claroscuros, mismos que han sido tapados o descubiertos por cuestiones legaloides que abren un importante tema a la discusión como lo es la cuestión de la piratería y quién gana finalmente en este juego, lo que pone muy en tela de juicio temas que, para mi punto de vista, deberían ser más ponderados como lo es la propiedad intelectual y brindarle la posibilidad al artista de vivir de los dividendos de su obra.
Por otro lado, estas plataformas digitales como Spotify, Google Music, Tidal, por nombrar algunas, si bien permiten el acceso a un impresionante catálogo también limitan su uso a un mercado muy dirigido: usuarios con internet y una tarjeta en manos. Aunque los resultados han sido sinónimo de ingresos millonarios, también es cierto que la tendencia de digitalizar este mundo pone en riesgo otras cosas desde la concepción de la música como arte hasta la producción del disco como objeto y por ende toda la maquinaría que está en medio de ésta.
Es importante lanzar estas preguntas y pensar un poco más, como usuario a mí aún me resulta fascinante tener un disco en mis manos, aunque he de confesar que la facilidad de obtener un audio con solo un click está avasallando este viejo placer. Ya veremos en qué resulta todo esto y hacia dónde avanza la tecnología en la oferta de streaming musical y el sistema legal de uso de internet para proteger los derechos de todos los involucrados.
Sin duda alguna son elementos que tienen que crecer en paralelo a fin de garantizar su permanencia y el respeto de creadores, empresarios y usuarios.
Nos interesa saber cuál es tu opinión sobre la oferta digital de música y su industria, ¡Dinos qué piensas!
Mario Lozano
Alumno UTEL
Gracias por tu comentario Juliana 🙂
Su sitio es hermoso. Gracias por compartir...