¿Qué dice de mí la forma en que me alimento?

¿Qué dice de mí la forma en que me alimento?

Una de las conductas básicas y principales del autocuidado corresponde a la alimentación saludable y equilibrada, ya que a través de ella podremos nutrir nuestro cuerpo para su correcto funcionamiento. Es importante saber que alrededor de la alimentación existen factores individuales, psicosociales y culturales que influyen en ella y que pueden desarrollar desde conductas alimentarias de riesgo hasta trastornos de conducta alimentaria. También debemos saber la diferencia entre alimentación y nutrición.

Diferencia entre alimentación y nutrición

La alimentación se refiere al acto de ingerir alimentos y bebidas para satisfacer las necesidades nutricionales y obtener energía para el funcionamiento del cuerpo. Éste es el proceso de suministrar nutrientes a través de los alimentos para mantener la vida y el bienestar.

Por otro lado, la nutrición es el proceso mediante el cual el cuerpo utiliza los nutrientes que se obtienen de los alimentos para realizar sus funciones vitales y mantener una buena salud. Es el conjunto de procesos a través de los cuales los nutrientes se absorben, transportan, metabolizan y utilizan en el organismo. La nutrición implica el estudio de los nutrientes y su impacto en la salud y el desarrollo humano.

Conductas Alimentarias de Riesgo (CAR) y Trastornos de conducta alimentaria (TCA)

Ramírez, Luna y Velázquez (2021) definen las CAR como “…manifestaciones similares a los trastornos de conducta alimentaria (TCA) que se dan con menor frecuencia e intensidad que como se presentan en los TCA, pero no cubren sus criterios diagnósticos” (p.248). Algunos ejemplos son: la práctica de atracones, el seguimiento de dietas restrictivas, el uso de laxantes, diuréticos, anorexigénicos o enemas, ejercicio excesivo, además del vómito autoinducido; todo esto con el objetivo de perder peso de manera intencional.

Por su parte, los Trastornos de Conducta Alimentaria son un grupo de enfermedades biopsicológicas multifactoriales graves y con un alto riesgo de mortalidad. Los tres diagnósticos principales son: anorexia, bulimia y trastorno evasivo o restrictivo de la alimentación (Ayuzo-del Valle y Covarrubias, 2019).

Con base en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19 (Instituto de Salud Pública, 2020) en la que participaron 22,885,452 adolescentes, de los cuales 11,151,404 tenían entre 15 y 19 años se encontró que las conductas alimentarias de riesgo más frecuentes fueron: preocupación por engordar, comer demasiado y perder el control sobre lo que se come.

Algunos factores que influyen en el desarrollo del TCA

De acuerdo con Uniken, Díaz de León y Rivera (2017), hay factores que influyen en el TCA, tales como:

Individuales

a) Insatisfacción corporal: ya que entre más intensa sea la inconformidad que genere en el individuo, más intentará perder peso o cambiar su cuerpo para alcanzar el ideal.

b) Rasgos de personalidad: obsesivos, perfeccionistas y dependientes son características comunes en la personalidad de mujeres con anorexia nerviosa quienes, por lo general, hasta antes de presentar el trastorno, han sido buenas estudiantes.

Psicosociales

La baja autoestima o el bajo autoconcepto son factores centrales, pues en mujeres aumenta hasta ocho veces el riesgo de tener un Trastorno de Conducta Alimentaria.

Emocionales

El afecto negativo también es considerado como factor, puesto que, al tener altos niveles de afectividad negativa, un atracón proporciona alivio, o puede ser un distractor de las emociones.

¿Qué se puede hacer ante dichas conductas?

  • Conoce tu relación con la comida. Pregúntate ¿qué significa para mí la comida y el acto de comer? ¿Qué aprendí en mi familia al respecto de la comida y el comer? (por ejemplo: sinónimo de festejo, forma de demostrar amor, cariño, agradecimiento).
  • Cuestiona los estereotipos sociales y los estándares de belleza. ¿Realmente vale más una persona delgada que con sobrepeso? ¿O cada cuerpo es diverso y válido sin importar su peso y tamaño? ¿Es necesario hacer dietas restrictivas?
  • Reflexiona y escribe. ¿Qué acciones realizo o puedo realizar para fortalecer mi autocuidado en la alimentación? Un ejemplo de esto sería “Hacer ejercicio para cuidar de mí” en lugar de “Hacer ejercicio por bajar de peso”
  • Utiliza la postura de detective emocional. Realiza un registro diario de las emociones que experimentas en tres momentos: 1. Antes de comer, 2. Durante el acto de comer y 3. Después de comer. Esto te ayudará a identificar de qué manera ayuda tu ingesta alimentaria a regular tus emociones.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son un problema de salud mental, además de que, aunque la población adolescente es la más propensa a desarrollarlos, se pueden presentar a cualquier edad. Recuerda que es más importante cuidar de ti y de tu cuerpo que cumplir con estándares de belleza. En suma, nuestra alimentación necesita disfrutarse y no sufrirse; por lo que, si notas que estas conductas están interviniendo con tu autocuidado u otras áreas de vida, no dudes en buscar apoyo de un profesional.

Referencias

Ayuzo-del Valle, N. & Covarrubias, J. (2019). Trastornos de la Conducta Alimentaria. Revista Mexicana de Pediatría, 86 (2), 80-86. https://www.scielo.org.mx/pdf/rmp/v86n2/0035-0052-rmp-86-03-80.pdf

Instituto Nacional de Salud Pública. (2020). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19 Resultados nacionales. https://ensanut.insp.mx/encuestas/ensanut2018/doctos/informes/ensanut_2018_informe_final.pdf

Ramírez, M. Luna, J. & Velázquez, D. (2021). Conductas Alimentarias de Riesgo y su asociación con el exceso de peso en adolescentes del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca: un estudio transversal. Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, 25(2), 246 – 255. https://renhyd.org/index.php/renhyd/article/view/1170

Uniken, C.; Díaz de León, C. & Rivera, J. (2017). Conductas alimentarias de riesgo y factores de riesgo asociados: desarrollo y validación de instrumentos de medición. Universidad Autónoma de México. www.casadelibrosabiertos.uam.mx/contenido/contenido/Libroelectronico/Conductas_alimentarias.pdf