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Relajación progresiva ante momentos de aversión

La aversión es el rechazo o repugnancia frente a alguien o algo: “una impresión desagradable que es causada por algo que nos repugna”. Algunos de sus sinónimos más utilizados son: asco, repulsión, desagrado, grima o aborrecimiento.

¿Qué es y para qué se presenta dicha emoción?

Normalmente, si el estímulo aversivo genera ansiedad y respuestas de inestabilidad sobre tu organismo, la técnica de relajación progresiva de Jacobson puede ayudarte a recobrar el control, ya que está dirigida a conseguir niveles profundos de relajación muscular y reducir la tensión fisiológica generada.

¿Qué función tiene la aversión o asco sobre las personas?

La aversión, como otras emociones, tiene una función de supervivencia para el individuo; es decir, llegamos a sentir asco ante estímulos que pueden ser peligrosos para nosotros y que pueden comprometer nuestra salud. (Montejano 2019) 

También, se considera que la emoción de asco o aversión influye en otros aspectos de carácter social. Por ejemplo, «el asco interpersonal se asocia a situaciones en las que se produce contacto con individuos desconocidos o ante la posibilidad de intimidad con ciertas personas»; el asco sociomoral se considera «una reacción a violaciones de la moral”, contribuyendo de esta manera «a la conservación de los valores sociales» (Sandín, Chorot, Santed et al., 2008, p.149). 

Si sentimos aversión o desagrado por algo o alguien, nuestra primera reacción es alejarnos de ello y evitarlo, puesto que nos muestra que algo es incompatible con nosotros. Ten presente que la capacidad de sentir asco es innata, pero la sensación de asco se adquiere mediante las asociaciones psicológicas negativas que generamos con el entorno. 

En el ámbito educativo, el asco también podría jugar un papel importante en la futura elección profesional, ya que parece que esta emoción está vinculada con los intereses vocacionales. En un estudio llevado a cabo por Corgiat, Cappellett, Phillips y Templer (1986) con 105 estudiantes estadounidenses, se observó que los estudiantes de orientación técnica y empresarial mostraban más asco a los residuos corporales que los estudiantes de orientación humanista y de servicio. En este sentido, la escasamente estudiada emoción de aversión puede influir no sólo en la realización o no de una determinada tarea, sino también en decisiones de mayor relevancia en la vida de la persona, como puede ser la elección de formarse en una determinada profesión.

Consecuencias del asco en nosotros

A continuación, te mencionaremos la serie de cambios tanto físicos como psicológicos que nos produce la emoción de aversión:

  • Físicos: Malestar gastrointestinal en forma de náuseas o arcadas, se nos activa el sistema nervioso parasimpático, se produce tensión muscular, aumento de la respiración, etc.
  • Psicológico: Podemos sentir ansiedad, necesidad de escapar o de huir, repugnancia, etc. (Montejano 2019)
¿Cómo usar la técnica de relajación progresiva ante la aversión?

Toma en consideración la siguiente dinámica para empezar a tener mayor conocimiento y control de la emoción de asco o aversión. Nos centraremos en el manejo del cuerpo:

  1. Frente: Arrugue tu frente llevándola hacia arriba -sin lastimarte-, nota dónde sientes particularmente la tensión (sobre el puente de la nariz y alrededor de las cejas), ahora relájala muy despacio y presta especial atención a esas zonas que estaban particularmente tensas; tómate tiempo para sentir la agradable sensación de la falta de tensión.
  1. Ojos: Cierra los ojos apretándolos fuertemente -sin lastimarte-, siente la tensión en toda la zona que los rodea. Poco a poco, relaja tus ojos tanto como puedas, y, muy despacio, ábrelos, nota la diferencia.
  1. Nariz: Arruga tu nariz -sin lastimarte-, como si olieras algo repugnante, presta atención a tus zonas tensas. Gradualmente, relaja tu nariz, abandona toda la tensión. 
  1. Sonrisa: Haz que tu cara y tu boca adopten una sonrisa forzada, como de payaso -sin lastimarte-, aprieta fuertemente los labios sobre los dientes, gradualmente, relaja tus músculos.
  1. Lengua: Coloca tu lengua apretando fuertemente el cielo de la boca -sin lastimarte-, nota dónde sientes la tensión. Poco a poco, relaja este grupo de músculos, deja caer suavemente la lengua, aflójala. 
  1. Labios: Arruga tus labios fuertemente -sin lastimarte-, nota la tensión, luego aflójalos despacio y siente la relajación.
  1. Cuello: Inclina la cabeza hacia delante hasta tocar el pecho con la barbilla -sin lastimarte-, comprueba la tensión. Ahora, relaja gradualmente estos músculos, cada vez más profundamente, y coloca tu cabeza en una posición confortable. A continuación, realiza el ejercicio opuesto, inclina la cabeza hacia atrás, y repite el ejercicio anterior.
  1. Brazos: Extiende tu brazo derecho y ponlo tan rígido como puedas -sin lastimarte-, mantén el puño cerrado. Busca el máximo de tensión -sin lastimarte-, gradualmente relaja y baja el brazo, déjalo caer hasta que descanse en la posición de relajación. Repite el mismo ejercicio con el brazo izquierdo.
  1. Piernas: Levanta horizontalmente la pierna derecha, arqueando el pie hacia atrás en dirección a la rodilla, ejerce el máximo grado de tensión -sin lastimarte-, ahora afloja la pierna y bájala despacio, relajando todos los músculos. Repite lo mismo con la otra pierna. 
  1. Espalda: Inclina hacia delante tu cuerpo en la silla, eleva los brazos y lleva los codos hacia atrás, hacia arriba y hacia la espalda -sin lastimarte-. Nota la tensión. Ahora, afloja y relájate, buscando la posición original. 
  1. Tórax: Trata de unir los hombros hacia adelante intentando apretar toda la zona del pecho -sin lastimarte- y relájate gradualmente.
  1. Estómago: Contrae el estómago, ponlo duro como una tabla -sin lastimarte-, afloja y relájalo. 
  1. Debajo de la cintura: Tensa todos tus músculos debajo de la cintura -sin lastimarte-, incluye las nalgas y muslos, como si te levantaras de una silla, tensa un poco la pierna -sin lastimarte-. Siente las zonas que están tensas y aflójalas, relaja lentamente. 

Para finalizar, haz un manejo de respiración: inhala profundamente, retén el aire unos 03 ó 04 segundos, después expúlsalo por la boca. Mientras estás exhalando, relaja todo tu cuerpo de la cabeza a los pies. Intenta imaginar que estás viendo cómo se relajan tus músculos. Realiza esto durante 05 veces, pero cuando empieces a exhalar el aire, repítete mentalmente la palabra ‘rélax’, lentamente, de manera que cuando llegues a la letra ‘x’ hayas relajado todo tu cuerpo de la cabeza a los pies.

Tras haber practicado la propuesta previa, toma en cuenta los siguientes puntos: 
  • La aversión o asco es una emoción negativa que se genera cuando existe un estímulo que es repulsivo. Además, está directamente relacionado con la consciencia de supervivencia. 
  • Una vez que hemos identificado la aversión hacia algo o alguien, es bueno preguntarnos si ese rechazo está justificado, o si, por el contrario, conviene modificar nuestra actitud.
  • Cuando se produce la emoción de aversión, se generan en nosotros una serie de cambios físicos y psicológicos. Si crees que no puedes hacerle frente y que se está convirtiendo en un problema, puedes solicitar apoyo en nuestro servicio de Orientación Psicológica de la universidad.

Bibliografía

Pineda, David, Villaescusa-Alejo, Victoria, & Sandín, Bonifacio. (2015). Relación entre propensión, sensibilidad al asco y selección de rama profesional. Acción Psicológica, 12(2), 31-42. https://dx.doi.org/10.5944/ap.12.2.10774
Castro Bertrán, Ana Rosa; Macías Bestard, Camilo ACTUALIZACION BIBLIOGRAFICA SOBRE TECNICAS DE RELAJACION Revista Información Científica, vol. 65, núm. 1, enero-marzo, 2010 Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo Guantánamo, Cuba
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.7 en línea]. <https://dle.rae.es> Sara Montejano Martín (2019) Psicología de las emociones: El asco. Psicoglobal. https://www.psicoglobal.com/blog/psicologia-emociones-asco