El olvido desencadena una serie de sucesos desagradables, no recordar fechas importantes, olvidar el nombre de los conocidos o no retener datos el día previo a un examen.
La mayoría de los conocimientos útiles que empleamos en nuestra vida diaria forman parte de la memoria a largo plazo, que está descrita como la parte permanente de la memoria correspondiente a todo lo que sabemos; se distingue de la memoria a corto plazo porque esta última, almacena y procesa información de manera breve y sus registros sensoriales son cortos, provocando el olvido casi inmediato.
Existen dos tipos de memorias que utilizamos cotidianamente: la memoria explícita, a través de esta podemos expresar fácilmente con palabras la información que poseemos, forman recuerdos que se pueden recuperar intencionalmente; por otro lado está la memoria implícita, se trata de información que no estamos conscientes de tener y por tanto no podemos verbalizar, se ha aprendido de manera circunstancial o a través de procesos no formales.
A continuación presentamos 9 consejos para reducir el olvido:
Motivación. Sin un fuerte estímulo para aprender o recordar, será difícil el proceso de retención, si hay un deseo de fondo importante se recordará con más facilidad.
Practicar habilidades de retención. La memoria debe ejercitarse del mismo modo del mismo modo que los músculos corporales, se recomienda hacer crucigramas, anagramas, jugar juegos de habilidad creativa como crea palabras o Scrabble.
Confiar en la capacidad de recordar. Los expertos coinciden en que los ejercicios de relajación aumentan significativamente la habilidad para recuperar la información de la memoria, aseguran también que, si estamos convencidos de no recordar algo, no lo haremos.
Reducir al mínimo las distracciones. Si algo lo distrae, busque un lugar aislado o solitario, “desconéctese” del mundo, así será más sencillo memorizar la información reduciendo el olvido.
Mantener la concentración. Prestar la máxima atención a lo que se pretende recordar o aprender contribuye al reforzamiento de la percepción, disponer de toda la energía posible en este proceso genera que se asimilen mejor los conocimientos.
Haga conexiones entre la información antigua y los datos nuevos. Realice esquemas, piense o escriba, cómo es que el nuevo material se relaciona con el anterior, utilice ejercicios mnemotécnicos, es decir técnicas que faciliten el recuerdo del nuevo conocimiento y así atacar el olvido.
Use imágenes mentales. Forme imágenes de las palabras, personas o conceptos que desee recordar, lo visual se fija en la mente y nos ayuda a establecer nuevas conexiones neuronales.
Utilizar señales de recuperación. Una señal de recuperación es una rutina, por ejemplo dejar las llaves en el mismo lugar, estudiar siempre a una misma hora, etc.
No abusar de la memoria. Irremediablemente algo se nos olvidará si abusamos de nuestra retención; hacer apuntes, escribir en post-its y calendarizar nuestros eventos son tan solo algunas de las estrategias que tenemos para recordar.
El olvido puede ocasionar enfermedades neurodegenerativas si no se atiende correctamente, es recomendable medir con qué frecuencia se olvidan las cosas, ya que en este caso puede tratarse de un padecimiento que se deba tratar con un psicólogo o un psiquíatra, una alimentación balanceada aunada a la ingesta de Acetilcolina, Omega-3 o Coenzima Q10 ayudará a la retención de la memoria.
Adair Rodríguez
UTEL Editorial
es una información importante que ayuda muchísimo en la prevención. felicitaciones por compartirlo.