Descubre los fundamentos de la Inteligencia Emocional

Para entender qué es la inteligencia emocional debemos pensar en que va más allá de una tendencia, significa un modelo para entender y dirigir nuestra vida, desde el reconocimiento de nuestras capacidades integradas.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Salovey y Mayer fueron los primeros en definir la inteligencia emocional como “un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propios, así como los de los demás; de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestro propio pensamiento y nuestras acciones”.

Cabe subrayar que las capacidades emocionales no se oponen a las capacidades cognoscitivas, sino que ambas interactúan en forma dinámica en un nivel conceptual y en el mundo real. Lo anterior es un apunte que apela a no desestimar todo tipo de inteligencia o estilo de aprendizaje.

Esta filosofía nace a partir la revaloración de las emociones como componentes ineludibles de la conducta humana, por lo cual hay que aprender a reconocerlas y saber qué significa. La inteligencia emocional ahonda sobre cómo actuar en momentos determinantes con consciencia y conocimiento de causa.

De acuerdo con Verónica Maza Bustamante, “las emociones son reacciones afectivas de aparición brusca, de gran intensidad, de carácter transitorio y acompañadas de cambios somáticos ostensibles. Se presentan siempre como una reacción ante una situación de emergencia o ante estímulos de carácter sorpresivo o de gran intensidad.“

Para Peter Salovey y John Mayer la inteligencia emocional se refiere a una capacidad compleja, integrada por un sistema de actitudes y habilidades. De este modo comprende niveles de la esfera personal como: nivel de percepción, comunicación interpersonal, enfrentamiento al estrés, etc.

Estos factores afectan de manera precisa los terrenos donde se desarrolla el éxito, satisfacción personal y social. Un componente clave de la inteligencia emocional es la manera con la que nos relacionamos con los demás, ya que ésta encuentra su punto operacional en el funcionamiento concentrado y armónico entre los centros emocionales y los centros intelectuales.

De acuerdo con Cristóbal Martínez Gómez, doctor en Ciencias Médicas en la Habana, “el pensamiento y el sentimiento se hallan inexplicablemente unidos en consecuencia, los humanos albergamos sentimientos sobre todo lo que hacemos, pensamos, imaginamos o recordamos”. Un ejemplo de esto sería cuando le damos un beso o un abrazo a algún familiar o amigo, así manifestamos nuestros sentimientos y evocamos nuestras emociones.

Para hacer un apunte un poco más específico de la importancia de este tipo de inteligencia, es preciso hacer un análisis y decir que sin la capacidad de reconocer y valorar nuestros sentimientos, así como el de actuar con sinceridad con ellos, no podríamos convivir con los demás en sociedad, amén de nuestras elevadas capacidades cognitivas, resultaría bastante complejo tomar decisiones, establecer conexiones con nuestro Yo, y sobre todo encontrar satisfacción en las tareas que desempeñemos a diario en nuestra vida personal.

Resumiendo, la inteligencia emocional nos permite:

  • Saber sobre nuestras emociones.
  • Comprender los sentimientos que los demás tienen.
  • Soportar presiones y frustraciones que tenemos en nuestras actividades diarias.
  • Resaltar esa capacidad que tenemos para trabajar en equipo.
  • Adoptar una actitud empática y social que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal.

Participar, deliberar y convivir en sociedad desde un ambiente armónico

Adair Rodríguez
UTEL Editorial

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