Incontables son las teorías que se enfocan en el análisis de la personalidad ,algunas ,más aceptadas dentro de la comunidad científica que otras, entre las que se han tenido que abrir paso para ser consideradas formalmente como ciencias -sin lograrlo aún- se encuentra la grafología, derivada de las palabras griegas: grafo que significa escritura y logos conocimiento, ésta, dicho propiamente, es la técnica que estudia la personalidad basándose en los rasgos y formas de la escritura de un individuo.
Los argumentos que la consideran más que una simple práctica van desde una vertiente neurológica: que aluden a la conexión íntima y lógica entre el cerebro y la mano, hasta aquéllos que concuerdan con las ideas freudianas y piensan en la palabra, en este caso- la escrita-como una representación del yo subconsciente (quizás como ocurrió en su momento con la doctrina de Freud, los científicos materialistas la han desdeñado por considerarla una especie de superstición).
Mientras se define su carácter de ciencia, es por lo pronto, una técnica cada vez más difundida en nuestro continente y su utilidad puede ser apreciada en cuestiones tan importantes como la aportación de pruebas en los sistemas de justicia penal (no confundirse con el peritaje caligráfico); el reclutamiento de personal o incluso, representar una herramienta en el tratamiento de ciertas enfermedades: grafoterapia.
Por otra parte, la grafología -concordarán conmigo los amantes del autoconocimiento- es un estudio realmente apasionante. En este mundo interpretativo el tamaño de la letra dice mucho del ejecutante: la escritura en mayúscula habla de una personalidad narcisista o extrovertida, la minúscula de introspección; su inclinación, del grado en que alguien puede ser o no influenciable por las opiniones del exterior; una letra g garigoleada puede asomar cierto fetichismo sexual; la cercanía entre letras y palabras hablarán de la intención de control, miedo, inseguridad e incluso de mitomanía u otros desórdenes de la personalidad.
Cada letra, cada palabra; su ritmo, angulosidad o redondez, la dirección; los acentos ortográficos o la falta de ellos dirán algo sobre la personalidad del “escribano”. La firma también juega un papel importante: es la visión que el sujeto tiene de sí mismo, es su espejo, su yo, representa la conexión con su propia intimidad.
En fin, su hermenéutica es vasta y finalmente este breve artículo sólo constituye una sencilla invitación para adentrarse en el tema de la grafología. Recomiendo por otro lado, que de interesarse en él se tomen las debidas reservas, porque muy posiblemente, cuando usted sea analizado, queden expuestos…sus más oscuros secretos.
Alejandra Servín
Muy interesante artículo! Me parece que la grafología también es una herramienta como la terapia para el auto conocimiento por lo cual, hay que estar preparados para la retroalimentación que recibamos. Me encantaría que analizaran también mi escritura!
Interesante, lo bueno es que las computadoras nos salvarán de los intérpretes, jaja.