Hábitos para ser feliz

Desde el inicio de la humanidad el hombre siempre ha perseguido la felicidad. La religión, filosofía y estilo de vida basan su existencia en pos de esta consigna, sin embargo ¿qué es la felicidad?

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española lo define como un estado de ánimo que se complace con la posesión de un bien o satisfacción, gusto y contento.

El camino al bienestar físico y mental se encuentra en los hábitos, estos emanan de la disciplina y del trabajo duro día con día. Lo mejor para alcanzar plenitud es afrontar los problemas con actitud, esta define la manera de cómo reaccionamos ante el mundo, condiciona nuestro accionar y se nutre de la experiencia para hacernos mejores personas.

Al ser un concepto abstracto, ser feliz depende de particularidades de cada persona, es decir se cifra en códigos unipersonales que pueden ser compartidos o no, aquí se solicita el juicio de la ética para mediar entre nuestra ambición personal y hasta dónde es permisible llegar para conseguir este fin.

Existen “rutas” o caminos para ser feliz, sin tener que ver precisamente con el amor, sino más bien en acciones que nos mantendrán enamorados de la vida:

° Ayudar desinteresadamente. Cada uno tiene un concepto diferente de que lo significa “hacer el bien”, sin embargo en términos generales, es apoyar a otras personas por el gusto de hacerlo, cuando realizamos estas acciones algo interno nos recompensa con una sensación de bienestar, al hacerlo nos ganamos la “consideración” del otro, aspecto que nos hace sentir valiosos.

° Saber escuchar. En ciertas ocasiones los consejos que damos a otras personas suelen ser bien recibidos, otras veces generan cierta aversión por la sensación propia de que “nadie nos debe decir qué hacer”. Sin embargo jamás ha sido mal visto saber escuchar, esta es una facultad con la que reconocemos la existencia del otro, damos pie a que se genere autoconfianza en la persona y empatía con nosotros,  estrecha lazos de compresión fuertes y cambia la manera de cómo nos perciben.

° Espiritualidad.Independientemente de las creencias que se tengan la religión establece una suerte de reconocimiento, cuando oramos estamos en contacto con nosotros mismos, reflexionamos sobre el entorno, por un momento sentimos paz y tranquilidad. Estar en comunión con nuestro Dios, exalta nuestras virtudes y provoca que seamos más generosos en nuestras acciones.

° Ejercicio periódico. Ejercitarnos es un antídoto contra el estrés y la depresión por la producción de oxitocina y la liberación de endorfinas, esto se traduce en la mejora de habilidades cognitivas y un relajamiento en el sistema nervioso. Es difícil que alguien luego de una rutina de ejercicio se sienta enojado o aprensivo, generalmente la sensación que prevalece es de bienestar y agradecimiento con uno mismo.

Ser feliz es una de las emociones más poderosas del mundo, por lo cual es un anhelo constante, de esta manera un buen porcentaje de lo que hacemos diariamente está encaminado a alcanzarla. Finalmente, como diría Gandhi: ‎»La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace, están en armonía».

Adair Rodríguez Angeles

UTEL Editorial