Un hombre comprende que su padre no estaba equivocado, cuando su propio hijo tiene la edad suficiente para reprocharle sus equivocaciones, desde tiempos inmemorables la división del trabajo colocó a mujeres y hombres, dentro y fuera del hogar respectivamente. Los hombres fueron condicionados por la sociedad y cultura para ser cazadores y proveedores, ausentes que desde siempre dejaron sus posibilidades afectivas en el rincón donde los hombres no lloran, sus mismas madres los educaron con “no llores como mujer lo que no supiste defender como macho”.
Para el hombre el reto de ser varón fue condicionado de la manera de por sí más demandante: “que pruebe de qué está hecho”. Para nuestras mujeres nunca se ha inventado una prueba para demostrar que se es mujer, cuando una hija acude llorando a su madre: ¡Estoy embarazada! no se lanza la piedra ¿estás segura que ese hijo es tuyo? Los varones ausentes de casa confían de manera racional con base en el amor, en la sabiduría de sus mujeres y en ocasiones en las pruebas de ADN que son los padres de los hijos que mantienen.
Con los años y la experiencia, la vida da oportunidad de seguir fieles a los condicionamientos, y el padre abandonado o solo, verbaliza para sí mismo: no los mantuve para que me quisieran y fueran agradecidos conmigo, sino para que fueran fuertes, suficientes e independientes y cumplan con su rol en la vida, si nosotros podemos romper con modelos arcaicos, de los cuales hasta nuestros antepasados prehispánicos eran conscientes, es la paradoja, el padre que se quiere, porque se extraña, porque nunca estuvo cuando debería, se pierde todo.
Los patrones del macho mexicano fuera de casa se esfuman con reconversión de roles, lo que experimentan las parejas de hoy, ahora que más hombres son “mantenidos”, aquellas familias que resisten el embate de críticas familiares y sociales, sortean el vía crucis juntos por un tiempo razonable, basados en una nueva generación, donde vemos a mas padres llevando a sus hijos a las clases de tarde, de “chofis” mientras mamá trabaja.
El trabajo desde casa permite a una nueva generación de hombres, acceder a la posibilidad de no cruzar los umbrales para ausentarse de casa, alternarse con formalidad y disciplina entre un padre presente y ejecutivo orientado a la creación de valor a través del trabajo intelectual, que crea valor para él y su familia, no solo desde el aspecto económico, sino desde posibilidad de la presencia de un Padre Real y Presente.
Luis Antonio Gómez Aldapa
UTEL Editorial