Nuestro objetivo prioritario como docentes es captar la atención de nuestros alumnos y si ya es un gran reto en el aula presencial, aún más en la virtualidad donde el peligro de desconexión por aburrimiento y pereza es mucho mayor, ya no solo en el alumno poco motivado sino también en el que no domina las reglas del juego online y siente amenazadas sus expectativas.
Los motivos por los que un estudiante se decide por la modalidad virtual hacen, a priori, que su compromiso inicial sea más determinante. Son alumnos ubicados en diferentes localizaciones geográficas, con muy variadas culturas y situaciones profesionales, dentro de un mayor ratio de edades, y ubicados en la delicada zona de comodidad que supone ser alumno en el salón de su propia casa con todas las interferencias de atención a su alcance.
¿Cuáles son los retos de la docencia virtual?
Como profesores, quizás no todos tengamos el don de la simpatía o la gracia, pero si queremos sentirnos plenamente satisfechos, tendremos que cultivarlos sin excusas. Ser extrovertido en un entorno virtual es fundamental, siempre tomando en cuenta que el foco está dirigido a practicar el feedback optimista como fuente de comunicación profesor-alumno.
A priori, la empatía será nuestra baza más importante junto con la humildad. Ser empático ayuda a reforzar los puentes de confianza que tenemos que ofrecer a nuestros estudiantes. Ser humilde nos hace humanos capaces de equivocarnos y también de aprender de los demás. Las nuevas generaciones están al día de los recursos tecnológicos y, como docentes, está en nosotros tomarnos esa maestría como un elemento más a nuestro favor que, además, contribuye al fortalecimiento del vínculo entre profesor-alumno.
Recomendaciones para enfrentar los retos de la docencia virtual
Hay que tener muy presente que el estudiante virtual es gestor de su propio aprendizaje y no depende exclusivamente de los conocimientos del docente. De ahí que nuestra baza como profesores sea la de promover el conocimiento aplicado, lo que no solo conlleva una mayor implicación por nuestra parte, sino también, un mayor seguimiento del avance formativo del alumno. La evaluación práctica y continua tiene que notarse más que nunca.
Así que, mientras nos enfocamos en potenciar nuestro lado más simpático, atractivo y gracioso, compensaremos esas posibles carencias con las habilidades y recursos que estimulen el compromiso de cada estudiante en su proceso formativo, y que a continuación resumo en cinco claves, aunque podría extenderme mucho más.
- Generar entusiasmo:
- Clases prácticas.
- Foros, debates, chats.
- Teleconferencias llamativas con multimedia atractiva y muy visual.
- Plan de objetivos a cumplir por etapas.
- Trabajo en equipo para potenciar los vínculos alumno-alumno.
- Ser guía y facilitador de aprendizaje:
- Planificar temarios y actividades con antelación para estar listo ante las eventualidades que provoca el diferente ritmo de estudio de cada alumno.
- Moderar más y protagonizar menos, para ceder más espacio de intervención al alumno.
- Comunicar que:
-Los silencios ya no existen
-El lenguaje verbal y gestual está en el punto de mira continuo.
-La imagen cuenta más que nunca.
- Personalizar el trato con los alumnos conociendo su ritmo de estudio a través de los datos que ofrece su perfil:
- Procedencia.
- Costumbres culturales.
- Franjas horarias.
- Situación personal/profesional.
- Adoptar nuevos parámetros relacionales basados en:
- Flexibilidad.
- Disponibilidad.
- Adaptación.
- Preparar discursos:
- Concisos.
- Claros.
- Concretos.
Hoy más que nunca, los docentes necesitamos sentirnos entusiastas, comunicadores de conocimiento y activos conectores de vínculos sociales. Hoy más que nunca, la educación virtual marca la diferencia en la manera de interactuar profesor-alumno. Hoy más que nunca, los docentes podemos marcar la diferencia si nos lo proponemos.
Sandra POEN
Periodista, educadora y mentora docente
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